Creo un blog dedicado a todo el material grandioso que me hizo crecer como seductor, como hombre y, sobre todas las cosas, como SER HUMANO. Y no voy a dejar de lado mis reflexiones y aportaciones. Hay un POTENCIAL NATURAL que quiere liberarse.. Esto promete y mucho, si quieres enriquecerte estas en el lugar adecuado.. B I E N V E N I D O.

domingo, 7 de octubre de 2012

Seducir a pequeños tragos..


Uno de los conceptos claves de Zan Perrion, tal vez el más importante de su modelo de seducción, es la regla de la indiferencia al resultado; principio que el propio Zan Perrion define como estar abierto a todas las posibilidades pero sin vincularse a ningún resultado.

A esta regla le sucede como a la mayor parte de las ideas del canadiense (estadounidense para algunos no muy hábiles con la geografía), no es algo que pueda entenderse a la primera sino que requiere de cierta experiencia. Para ayudaros a captar esta idea que yo considero magistral he desarrollado la idea de la seducción a pequeños tragos, no tan magistral me temo.

Imagínate al típico aficionado al vino que bebe poco a poco saboreando cada trago. Compáralo ahora con alguien que se bebe toda la copa de un solo trago. ¿Cual dirías que es la diferencia entre los dos?

El que bebe de un solo trago actúa movido por obtener un resultado (emborracharse, ganar una apuesta, arruinarse, etc.) de modo que si se acaba la bebida antes de lograr su objetivo se decepcionará. Añádele que como él lo sabe a medida que la botella vaya descendiendo y vea que se dificulta lograr su objetivo se irá poniendo más nervioso.

Por contra el que bebe poco a poco no es que le dé igual lo que quede en la botella, si le gusta el vino deseará que no se acabe nunca. Lo que define su posición es que ese deseo evidente de que el buen vino no se acabe nunca no le impide saborear y disfrutar de cada trago. Para él lo importante es disfrutar del vino, y sabe que eso es algo que puede lograrse con un simple vaso de vino.

Ahora quiero que apliques el modelo de beber a tragos cortos a la seducción.

Ello no significa seducir despacio sino ser capaz de disfrutar cada momento de la seducción con independencia de lo que venga después, incluso cuando no venga nada después, cuando no pases de la fase en la que estás.

La indiferencia al resultado no es tanto que te de igual ganar o perder sino que lo que puedas haber perdido no te impida disfrutar de lo que hayas logrado, por muy poco que sea. Cuando a un amante del vino le ofreces una copa para que pruebe tu vino no se parará a preguntarse si luego le vas a ofrecer más, si se va a poder quedar con la botella o si podrá comprarse una él. Se entrega con pasión a disfrutar del momento, a saborear el vino y luego, luego ya habrá tiempo para pensar qué hacer.

Con la seducción tienes que hacer lo mismo. Por muy ridículo que sea el paso que da aprende a saborearlo con independencia de que luego puedas avanzar más o te vayas a tener que conformar con lo que has hecho.

Hace unas semanas, me acerqué a una mujer y me rechazó al primer minuto. Cuando volví con mis amigos uno de ellos me comentó "es que no has te has dado cuenta de que no había nada que hacer" y yo le contesté "claro que me he dado cuenta, pero la tentación era demasiado grande como para ignorarla". Yo había percibido por el contexto y la forma de actuar que esa mujer no quería ligar pero decidí acercarme porque esa mujer me estimulaba y me apetecía hacer la prueba. Es algo difícil de explicar, podría decirse que igual que no sabes lo bueno (o malo) que es un grupo hasta que lo ves en directo con las mujeres nunca sabes lo maravillosas que son (o no) hasta que intentas seducirlas. Me sucedía que no me importaba ser rechazado si ese era el precio que debía pagar para conocer a esa mujer. Ser rechazado me daba un poco igual, lo que realmente me importaba era descubrir esa mujer. Había llegado a un estado en el que ser rechazado no me impedía disfrutar de lo que había hecho. Pero si no hiciste nada ¡si te rechazó al minuto! Claro que hice algo, una cosa muy difícil de hacer y muy satisfactoria: actuar conforme a mis ideales, no dejar que el miedo al fracaso me coaccione y haga que me desvíe del camino que quiero recorrer. ¿Te parece poco? Ser fiel a uno mismo es de las cosas más placenteras que hay en la vida.



Todas las etapas de la seducción tienen su valor, algo con lo que disfrutar mucho antes de llegar al nivel sexual. Al abrir está la satisfacción de estar siguiendo tus ideales, al conversar porque es mejor estar ahí con ella aunque solo sea hablando que en una esquina con una copa mirando con cara de tonto el culo a las go-gós, al conocer su personalidad porque es fabuloso descubrir lo distinta y fascinante que es la gente, y así con todo lo que en la seducción no es sexo.

Se trata de aprender a olvidarte de preguntarte continuamente ¿y después qué? sino entregarte al momento, a saborear lo que has logrado. Actuar de esta manera es actuar como un hombre que ama a las mujeres y como dice el otro gran concepto de Zan Perrion las mujeres aman a los hombres que aman a las mujeres.

El otro día a raíz de la boda de un amigo le preguntaron qué se siente al asumir que en lo que te queda de vida no vas a estar con otra mujer (en principio claro). Luego me hicieron la misma pregunta a mí, y por sus caras debían esperar que dijera que no pensaba casarme nunca. Lo que dije, y siento realmente, es que no tendría especial problema en limitar mi vida sexual a una sola mujer, que lo que verdaderamente añoraría es plantarme delante de una desconocida e irla conociendo poco a poco, descubrir su belleza paso a paso disfrutando de cada momento de la seducción. Renunciar a estar borracho no será duro, renunciar a saborear un buen vino, eso lo echaré de menos siempre.

Por Mario Di Domenico.

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